Como base teórica, el packaging en alimentación cumple la función de proteger un producto para evitar que se dañe, pero en la práctica es mucho más. Una encuesta realizada a un sector de la población (30 consumidores elegidos al azar) demuestra que, aunque se suele preferir cierta abundancia de información sobre el producto antes que un packaging colorido (en un 70%), cuando los consumidores compran un producto alimenticio por primera vez se decantan antes por un buena apariencia que por un gran sabor (un 36’7% prefieren tanto un envase estándar como uno de elaborado, pero solo un 26’7% ponen por delante del aspecto un buen sabor).
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el packaging se relaciona estrechamente con la imagen de la marca, por lo tanto, forma y contenido se unen en una transmisión de la filosofía de una marca y el producto que ofrece. En el ámbito de la alimentación el cliente no suele comprar por impulso, pero si un packaging le llama la atención y además contiene la información sobre el producto de manera clara y visible, es muy probable que sea el que acabe comprando. Cuando el consumidor está en el supermercado y debe decidirse por la marca de un determinado producto, lo que ve es (a parte del precio) el envoltorio. Como ha demostrado la encuesta, los compradores prefieren guiarse antes por el producto (en un 60% de los casos) que por la marca (en un 40%): es importante entonces que las marcas se sirvan de estrategias de packaging que faciliten la visualización del producto. En el blog de Código Visual se definen un conjunto de tendencias y decisiones a la hora de empaquetar un producto, y contrastando esta información con la de la encuesta, se pueden sacar las siguientes conclusiones:
Además de todo esto, hay que tener en cuenta en cada momento qué tipo de packaging estamos creando y su objetivo final, ya que no tendrá las mismas características un packaging para una unidad concreta que la caja de cartón para el camión de transporte. Los aspectos a tener en cuenta a la hora de diseñar la estructura del packaging son: tamaño, forma, densidad, naturaleza del producto, forma de presentación, impactos que puede sufrir de manera vertical (caídas) o horizontal (golpes durante el desplazamiento), humedad, luz, presión, etc. Depende de las condiciones de distribución y punto de venta se adoptarán unas medidas u otras, y en alimentación este punto es muy importante para garantizar el buen estado del producto de inicio a fin, así como el mantenimiento de su sabor y valores nutricionales.
A modo de conclusión, cabe decir que a la hora de etiquetar los productos alimenticios hay que incluir por ley quién ha realizado el producto y cómo contactar con él, el nombre del producto, la descripción, el peso, los ingredientes, las instrucciones para cocinarlo, cómo debe conservarse y durante cuánto tiempo puede ser conservado, el lugar de origen y toda la información referente a las alergias.